“Hola, quiero cambiarme de compañía” – Es el puntapié inicial para empezar un trámite que no siempre llevará a buen puerto telefónico. Más preguntas que respuestas: ¿Compartida la vida es más?; ¿Es claro?; ¿Cada persona es un mundo? ¿Prip?...
El auspiciado programa de “portabilidad numérica” arrastró un par de mitos como el de venir a mejorar la competitividad entre las compañías de telefonía móvil.
Hasta abril de este año uno sentía que era rehén de la compañía que había contratado. Cambiarse de empresa implica abandonar el número de celular e iniciar el engorroso camino de avisar a todos nuestros contactos que nuestro número es otro. Se perdía la comodidad y no necesariamente se ganaba en beneficios reales (relación costo/ servicio).
El proyecto de portabilidad numérica- que es como tener tu DNI, un número que es tuyo independientemente de la compañía que te de el servicio- fue impulsado en el año 2000 en el gobierno de Fernando de La Rua. Pero sucesivos retrasos y diferencias en la licitación del ente controlador hizo que tuviéramos que esperar ¡12 años!
El beneficio de la portabilidad comienza a hacerse efectivo cuando el dueño de la línea telefónica se acerca a la compañía a la que quiere cambiarse y manifiesta su deseo de traspaso. La “mudanza” queda a cargo de la nueva compañía que elegiste, previa solicitud de datos personales y constancia que no hay deudas en la línea. El trámite pasa a estar fiscalizado por el COPON- que es el comité de Portabilidad Numérica- que se encarga de corroborar que el traspaso es posible. Ahora bien quienes ¿“beben de ese COPON”? ¿Quienes lo integran? Si, adivinaste… las propias compañías que tienen que ser fiscalizadas. O sea, queda todo en casa. La competitividad a pleno (irónicamente). El ABD fiscalizado por el COPON, es la Administración de base de datos que debe garantizar que el trámite de traspaso no supere los 10 días hábiles y que no quede interrumpido el servicio del cliente por no más de 3 horas.
El trámite de traspaso puede tener el costo de 100 pulsos telefónicos, aunque las compañías por el momento optan por hacerlo gratuitamente con intención de captar más clientes.
Uno puede elegir cambiarse todas las veces que lo desee, si no está satisfecho con el nuevo servicio, pero se requiere una permanencia de 60 días mínimos en la prestadora seleccionada.
Algunas preguntas que surgen: ¿Mejoraron los servicios entre las compañías para competir entre si?; ¿Tu compañía te ofreció algún beneficio para quedarte en sus filas? ¿Te brindaron la información adecuada? ; ¿Notaste algún cambio?
El auspiciado programa de “portabilidad numérica” arrastró un par de mitos como el de venir a mejorar la competitividad entre las compañías de telefonía móvil.
Hasta abril de este año uno sentía que era rehén de la compañía que había contratado. Cambiarse de empresa implica abandonar el número de celular e iniciar el engorroso camino de avisar a todos nuestros contactos que nuestro número es otro. Se perdía la comodidad y no necesariamente se ganaba en beneficios reales (relación costo/ servicio).
El proyecto de portabilidad numérica- que es como tener tu DNI, un número que es tuyo independientemente de la compañía que te de el servicio- fue impulsado en el año 2000 en el gobierno de Fernando de La Rua. Pero sucesivos retrasos y diferencias en la licitación del ente controlador hizo que tuviéramos que esperar ¡12 años!
El beneficio de la portabilidad comienza a hacerse efectivo cuando el dueño de la línea telefónica se acerca a la compañía a la que quiere cambiarse y manifiesta su deseo de traspaso. La “mudanza” queda a cargo de la nueva compañía que elegiste, previa solicitud de datos personales y constancia que no hay deudas en la línea. El trámite pasa a estar fiscalizado por el COPON- que es el comité de Portabilidad Numérica- que se encarga de corroborar que el traspaso es posible. Ahora bien quienes ¿“beben de ese COPON”? ¿Quienes lo integran? Si, adivinaste… las propias compañías que tienen que ser fiscalizadas. O sea, queda todo en casa. La competitividad a pleno (irónicamente). El ABD fiscalizado por el COPON, es la Administración de base de datos que debe garantizar que el trámite de traspaso no supere los 10 días hábiles y que no quede interrumpido el servicio del cliente por no más de 3 horas.
El trámite de traspaso puede tener el costo de 100 pulsos telefónicos, aunque las compañías por el momento optan por hacerlo gratuitamente con intención de captar más clientes.
Uno puede elegir cambiarse todas las veces que lo desee, si no está satisfecho con el nuevo servicio, pero se requiere una permanencia de 60 días mínimos en la prestadora seleccionada.
Algunas preguntas que surgen: ¿Mejoraron los servicios entre las compañías para competir entre si?; ¿Tu compañía te ofreció algún beneficio para quedarte en sus filas? ¿Te brindaron la información adecuada? ; ¿Notaste algún cambio?